Cómo afecta el estrés a la salud de nuestra piel: entender y combatir la sequedad de la piel provocada por el estrés

Debido a su función de barrera, la piel es un órgano frágil que puede verse afectado por varios factores, como el estrés crónico o agudo. Entre otras cosas, el estrés aumenta el riesgo de sufrir sequedad y empeora las patologías dermatológicas relacionadas. En este artículo, vamos a explicar cómo el estrés puede desencadenar la sequedad y por qué es un factor agravante para las pieles secas.

También vamos a ver cómo podemos reducir sus efectos.

¿Qué es el estrés?

El estrés o estrés mental es una respuesta psicológica natural a un peligro físico o psicológico. Puede ser un ruido fuerte, una prueba, una competición, un accidente, presión en el trabajo... Este estrés resulta útil en algunas circunstancias: moviliza nuestra energía para que actuemos de inmediato. No debe confundirse con la ansiedad, que es la anticipación ante una futura amenaza, ni con la angustia, que es un sentimiento de malestar junto con una sensación física de opresión.

¿Cómo reacciona el cuerpo ante el estrés? Inicialmente, produce una conmoción que nubla la mente y reduce los niveles de glucosa en sangre, además del tono muscular. Después, el cuerpo segrega hormonas, incluidas la adrenalina y el cortisol para ayudar al cuerpo a recuperarse: aumentan el ritmo cardiaco y la temperatura corporal. Según el caso, esto puede producir taquicardia, tensión, cansancio, mareo o náuseas.

El estrés puede ser de tipo agudo, es decir, algo puntual, pero también puede convertirse en algo crónico si constantemente te expones a situaciones complicadas. Los niveles de cortisol se mantienen altos, lo que puede desgastar el organismo y acentuar los efectos perniciosos del estrés.
 

¿Cómo afecta el estrés al bien estar de nuestra piel?

El estrés psicológico, especialmente el estrés crónico, puede perjudicar también la piel. La producción de cortisol en situaciones inesperadas intensifica el estrés oxidativo. Este proceso se caracteriza por la generación de radicales libres, unas moléculas que el cuerpo produce de forma natural. Sin embargo, la presencia de demasiados radicales libres afecta a todo el cuerpo, incluida la piel, y puede traducirse en sequedad, falta de brillo, sensibilidad y granitos.

El estrés desestabiliza la barrera cutánea y debilita la película hidrolipídica, la cual deja de actuar como un escudo. También activa el sistema inmune y aumenta la producción de sebo. La consecuencia es que los agentes contaminantes, los rayos ultravioleta, los virus y las bacterias lo tienen más fácil para penetrar en la piel, y hasta puede provocar enfermedades inflamatorias. Además, la piel ya no retiene el agua correctamente y se deshidrata. El resultado es una sensación de tirantez y un envejecimiento más rápido.

Estos son los problemas más frecuentes relacionados con la piel seca.

Eczema

El eczema puede salir en momentos de estrés en aquellas pieles con tendencia atópica, ya que están genéticamente predispuestas a los trastornos, pero también en otros tipos de piel. Además, pese a que se dan principalmente en niños, también pueden afectar a los adultos. Se trata de unas erupciones rojas en forma de parche que provocan un intenso picor. Normalmente aparecen en los pliegues de los codos y rodillas, en la cara, en las manos y en el cuero cabelludo.

Acné

El estrés suele provocar un exceso de secreción de sebo por parte de las glándulas sebáceas que favorece la aparición de brotes. Estos pueden darse en forma de espinillas, pápulas, pústulas o incluso quistes, sobre todo en la cara, el pecho y la espalda. Algunos incluso pueden dejar marcas. El acné en la piel seca es un caso especial y es necesario recurrir a fármacos y tratamientos externos para regular el sebo sin secar aún más la piel. Es recomendable acudir a un dermatólogo para un tratamiento personalizado.

Psoriasis

Aunque no podemos decir que el estrés provoque psoriasis, este sí que puede tener un efecto agravante en aquellas personas predispuestas a sufrirla debido a la activación del sistema inmunológico. Los síntomas clínicos son lesiones que forman parches rojos con pequeñas escamas blancas de piel muerta. Estos parches vienen acompañados por el prurito, un picor que puede provocar una infección bacteriana y micosis. Las lesiones se dan principalmente en aquellas partes del cuerpo sometidas a la fricción o en el cuero cabelludo, las uñas, las membranas mucosas, etc.

Cómo combatir la piel seca debido al estrés

Hay varias formas para luchar contra la sequedad de la piel producida por el estrés:
1. Aprender a gestionar el estrés. Encontrar estrategias para limitar sus efectos, como la relajación, meditación, respiración o yoga.
2. Llevar una dieta saludable y equilibrada.
3. Mantenerse activo.
4. Evitar el alcohol y la cafeína.
5. Dormir suficiente en un horario regular.
6. Utilizar productos de limpieza y cuidado de la piel aptos para tu tipo de piel.
7. Consulta a tu médico si presentas alguna lesión o erupción que no sepas identificar. Acude también para determinar el origen exacto de algunos síntomas y encontrar el tratamiento que mejor se adapte a ti.
8. Cuídate la piel todos los días. La piel seca necesita especialmente que se le aplique una crema emoliente hidratante. También se debe nutrir con frecuencia para que su barrera protectora recupere su efectividad.

Como puedes ver, todos los tipos de pieles y especialmente, la piel seca, sufren con el estrés. El cuerpo y la mente están unidos y, si se produce una alteración o perturbación en uno, el otro se verá repercutido. Por tanto, es importante conocer qué tipo de piel es la tuya y cuáles son tus predisposiciones. También debes implementar técnicas para gestionar el estrés, además de cuidar la piel de tu cara y tu cuerpo. Por último, recuerda que no hay dos personas iguales y que el tratamiento que mejor se adapte a ti será uno personalizado. Acude a tu médico o a una clínica dermatológica en busca de asesoramiento.