Piel seca: entender cómo funciona, su diagnóstico y los cuidados que necesita

La piel seca, también conocida como xerosis en los casos de piel muy seca, se produce cuando la piel no retiene la cantidad necesaria de humedad, lo que la hace estar áspera, irritada y con picores. Desde un punto de visto fisiopatológico, el origen de la piel seca se debe al daño de la capa hidrolipídica de la barrera cutánea y del estrato córneo, ambos necesarios para retener el agua y mantener a raya los agentes agresores externos. Hay varios factores que contribuyen a la piel seca. Pueden ser de naturaleza interna (genéticos) o externa, como algunas condiciones medioambientales, productos de higiene inadecuados y determinados tratamientos farmacológicos o enfermedades dermatológicas.

¿Cuáles son los síntomas de la piel seca?

Los síntomas de la xerosis pueden diferir según la persona, pero hay determinados síntomas clínicos que se repiten en la piel seca, por ejemplo:
Piel áspera: la piel seca suele tener una textura áspera y al tacto puede resultar granulosa. Las células muertas de la piel se acumulan en la superficie de la piel, lo que le da una sensación escamosa.
Tirantez: la piel seca puede provocar una desagradable sensación de tirantez, especialmente después de limpiarla o cuando se expone a sequedad ambiental.
Picor: el picor es un síntoma habitual de la piel muy seca. La sequedad puede irritar la piel y provocar un intenso picor. Si la persona afectada se rasca demasiado, se daña la capa hidrolipídica de la barrera cutánea.
Rojeces: la piel seca tiende a las rojeces, sobre todo en zonas faciales más sensibles como las mejillas y alrededor de los ojos. Las rojeces se deben a la inflamación de la piel por la deshidratación.
Piel agrietada: en casos de xerosis intensa, pueden formarse grietas en la piel, sobre todo en las zonas donde la piel es más gruesa, como el estrato córneo de talones y codos.
Aumento de la sensibilidad de la piel: la piel seca puede ser más sensible ante los agentes irritantes, como productos químicos agresivos o los cambios meteorológicos. La piel frágil puede reaccionar exageradamente ante estos factores y provocar incomodidad.
Aspecto apagado: la piel seca tiene un aspecto apagado y le falta brillo. La piel pierde su luminosidad natural cuando está deshidratada y tiene un aspecto fatigado y apagado.

Cómo diagnosticar la piel seca

Para diagnosticar la xerosis de la piel, se recomienda acudir a un dermatólogo, el experto de la piel. Este podrá evaluar las características de tu piel, identificar posibles patologías y hacer un diagnóstico preciso.
Además de preguntarte por sus hábitos diarios de cuidado de la piel, puede que el dermatólogo utilice unas herramientas específicas para evaluar el estado de tu piel como instrumentos para evaluar el grado de hidratación de la misma.
 
Estos dispositivos pueden utilizarse para evaluar el grado de hidratación de las células cutáneas y ofrecer un diagnóstico exacto del grado de sequedad. Si es necesario, el dermatólogo también puede realizar algunas pruebas, como por ejemplo las pruebas de alergia en piel, si se sospecha que las alergias sean un factor que afecte a la piel seca.
En función del diagnóstico, el dermatólogo podrá diseñar un plan de tratamiento personalizado para el cuidado de la piel seca en tu caso. Este plan puede incluir recomendaciones específicas sobre productos, hábitos y cualquier tratamiento médico o tópico.

Cuidado de la piel seca: soluciones y consejos eficaces

Una correcta hidratación de la piel

A la hora de cuidar una piel seca, la hidratación es la clave. Elige productos hidratantes que sean aptos para tu tipo de piel, preferiblemente aquellos que contengan ingredientes como ácido hialurónico, glicerina o escualano. Aplica siempre crema hidratante después de la ducha o el baño cuando la piel esté aún ligeramente húmeda para ayudar a mantener la humedad. Resulta vital contar con una rutina diaria de cuidado de la piel para mantener la piel sana e hidratada.

Limpieza suave de la piel

Evita los limpiadores agresivos aunque tengas la piel grasa, ya que pueden dañar la película protectora de la piel y provocar que esté todavía más seca. En su lugar, opta por limpiadores y productos suaves que no provoquen irritación como los syndet (que viene de detergente sintético en inglés), los emolientes y los jabones suaves. Evita utilizar a diario productos limpiadores que contengan ingredientes activos más agresivos como el ácido salicílico. También evita las duchas o baños muy calientes ya que pueden agravar la deshidratación. Es mejor utilizar agua tibia y secar la piel a toquecitos con una toalla suave.

Protección frente a los agentes agresores externos

La piel seca es más vulnerable ante los agentes agresores externos. Utiliza una crema que actúe como barrera protectora para ayudar a mantener la humedad y proteger la piel. Elige un producto con ingredientes como la cera de abeja, la manteca de karité o el aceite de jojoba. También debes intentar evitar factores ambientales que resecan más la piel, como una exposición excesiva al sol y el viento seco y frío.

Dieta equilibrada y una buena hidratación

Mantener el cuerpo hidratado es igual de importante que hidratar la piel. Bebe suficiente agua durante el día para que tu piel se mantenga hidratada. Además, sigue una dieta equilibrada rica en frutas y verduras, ácidos grasos básicos y antioxidantes que ayudan al buen estado de la piel al prevenir su envejecimiento prematuro.

¿Qué cuidados adicionales necesita una piel seca?

Además de la rutina básica de cuidado de la piel, hay ciertos tratamientos complementarios que pueden mejorar la piel seca. Una exfoliación suave puede ayudar a eliminar las células muertas de la piel y fomentar la renovación celular. Para ello, apuesta por los exfoliantes suaves y evita los productos abrasivos. Además, el uso de mascarillas hidratantes y calmantes puede ayudarte a calmar la piel seca. Por ejemplo, busca mascarillas que contengan ingredientes como aloe vera o aceite de almendras dulces.